Vigésimo-Segundo Domingo del Tiempo Ordinario (28 de Agosto) – Ciclo C

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El Pan de Vida Estudio de Biblia Católico

Por Deacon Ken y Marie Finn

ANTES DE COMENZAR:

Ora y pídele a Dios que te hable a través de Su Espíritu Santo. “EL ESPIRITU SANTO INTERPRETE, QUE EL PADRE LES ENVIARA EN MI NOMBRE, LES VA A ENSEÑAR TODAS LAS COSAS Y LES RECORDARA TODAS MIS PALABRAS.”  (JUAN 14:26)

PRIMER DIA  Vuelve a leer las lecturas de la semana pasada.

1. ¿Cuál fue el mensaje qué recibiste de la homilía o de las lecturas que oíste en misa el domingo?

 

2. ¿De lo que aprendiste, qué escogiste para aplicar a tu vida esta semana?

 

 

SEGUNDO DIA ECLESIASTICO 3:17-18, 20, 28-29 PRIMERA LECTURA

(“Conduce tus asuntos con humildad.”)

1. ¿Cómo debemos conducir nuestros asuntos? Eclesiástico 3:17

 

2. ¿Qué nos pasará si nos conducimos así? Eclesiástico 3:17

 

3. ¿Qué debemos hacer cuanto más grande seamos? Eclesiástico 3:18

 

4. ¿Quién te mirará con agrado? Eclesiástico 3:18

 

5. ¿Quiénes son los que le dan gloria? Eclesiástico3:20

 

6. ¿Qué aprecia la mente de un sabio? Eclesiástico 3:29

 

7. ¿Cuál es el anhelo del hombre sabio? Eclesiástico 3:29

 

8. ¿Qué apaga las llamas ardientes? ¿Y qué perdona los pecados? Eclesiástico 3:30

 

9. ¿Qué es lo que hace grande a una persona? ¿Qué pasa con el que se engrandece a sí mismo? Mateo 23:11-12

 

10. ¿Cómo debemos mantener nuestra alma? ¿Dónde debemos poner nuestra esperanza? Salmo 131:1-3

 

Personal – ¿De qué manera has tomado una actitud de servidor con respecto a tu familia, amigos o compañeros de trabajo? ¿Tienes una actitud de servidor con todos los que tienen algún contacto contigo?

 

 

TERCER DIA HEBREOS 12:18-19, 22-24 SEGUNDA LECTURA

(“Jesús, el mediador de una nueva alianza.”)

1. ¿A dónde se acercaron? ¿Qué suplicaron aquellos que oyeron el ruido? Hebreos 12:18-19

 

2. ¿A dónde nos hemos acercado y de quién es ésta ciudad? Hebreos 12:22

 

3. ¿Quiénes están ahí? Hebreos 12:22

 

4. ¿Quiénes forman esa asamblea? ¿Dónde están inscritos sus nombres? ¿Quién es el juez de todos? Hebreos 12:23

 

5. ¿Quiénes alcanzaron ya la perfección? Hebreos 12:23

 

6. ¿Cómo puedes hacerte perfecto? Mateo 5:43-48

 

7. ¿De qué es Jesús el Mediador? Hebreos 12:24

 

8. ¿Qué clama más fuerte que la sangre de Abel? Hebreos 12:24

 

9. ¿Cuál es el nuevo pacto del cual Jesús es el mediador? Hebreos 8:6-12

 

10. ¿Cómo fue hecho este nuevo pacto? Hebreos 9:11-14

 

Personal – ¿De qué modo has aceptado el nuevo pacto de Dios? ¿Cómo te ha lavado la sangre que derramó Cristo?

 

 

CUARTO DIA LUCAS 14:1, 7-14 EVANGELIO

(“El que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado.”)

1. ¿Qué día era cuando Jesús fue a comer? ¿De quién era la casa? ¿Quiénes espiaban? Lucas 14:1

 

2. ¿Qué les dijo Jesús a los invitados al notar lo que hacían? Lucas 14:7

 

3. ¿Qué dijo que debes hacer si eres invitado a una boda? ¿Por qué? ¿Qué podría hacer el antifrión? Lucas 14:8-9

 

4. ¿Cómo te irás al último lugar? ¿Dónde debes ponerte cuando te inviten? ¿Cómo te sentirás si el que te invitó te dice, “Amigo, acércate más? Lucas 14:9-10

 

5. ¿Qué hará esto para nosotros a los ojos de los otros invitados? Lucas 14:10

 

6. ¿Qué le sucede al que se exalta a sí mismo? ¿Y qué al que se humilla? Lucas 14:11

 

7. ¿Quién era humilde? ¿Cómo se humilló a Sí mismo? Filipenses 2:5-8

 

8. ¿Qué le dijo Jesús al que lo había invitado? Lucas 14:12

 

9. ¿Qué debes hacer cuando ofrezcas un banquete? Lucas 14:13

 

10. ¿De qué deberás alegrarte? ¿Cuándo serás recompensado? Lucas 14:14

 

Personal – ¿Cómo has demostrado humildad en tu casa, tu trabajo o dentro de tu vida social? ¿Cuándo fue la última vez que invitaste a alguien que no puede pagarte los honores? Procura ser preciso.

 

 

QUINTO DIA LEE EL SALMO 68:4-7, 10-11

(“Al solitario, le dá hogar.”)

Leé y medita el Salmo 68:4-7, 10-11.

¿Qué te dice personalmente el Señor por medio de este Salmo?

 

¿Cómo puedes aplicar esto a tu vida diaria?

 

 

SEXTO DIA LEE TODO EL COMENTARIO

ECLESIASTICO 3:17-18, 20, 28-29

Para tener una clara imágen de quien eres debes ser humilde. Pablo nos dice en Romanos 12:3 que no debemos entusiasmarnos mucho con nuestra propia importancia. Aún cuando es importante una saludable estimación propia, no debemos ir muy lejos en el amor propio. La humildad es la llave para una evaluación honesta y precisa de nuestro propio valor, de nuestra identidad con Cristo. Ser humilde no significa rebajarnos, pues sabemos que somos pecadores y que si somos salvados es únicamente por la gracia de Dios. Sabemos que El nos ha salvado y por lo tanto tenemos gran valor ante Sus ojos y en Su reino. Debemos rendirnos absolutamente a El y ponernos en Sus manos para que nos use como quiera para esparcir Su palabra y compartir Su amor con otros.

Nuestra conducta habla mucho sobre nuestra humildad. La humildad es el llamado al servicio y es totalmente opuesto al egoísmo. La persona humilde es desinteresada y piensa más en los demás que en sí mismo. Esto es lo que el mismo Cristo predicó, creyó y vivió. Ser humilde es el escudo contra el egoísmo, el prejuicio y los celos. El mostrar interés genuino en otros es un modo de esforzarse activamente para ponerse “la mente de Cristo” (Filipenses 2:5-11). La actitud de humildad que Jesús mostraba era para todos los seres humanos. El no demandaba ni se aferraba a sus derechos, ni gritaba por venganza. El nos pedía que amáramos a nuestros enemigos y que nos perdonáramos unos a otros. Jesús era humilde, El era Dios, más sin embargo tomó el papel de un servidor. Tuvo la voluntad de ceder Sus derechos con tal de obedecer a Dios y servir a Su pueblo. Nosotros debemos ser como El, de hecho El nos pide que hagamos cosas más grandes que las que El hizo (Juan 14:12). Podemos esforzarnos para ser más como El, siendo más humildes que antes. Como Cristo debemos servir por amor a Dios y a los demás, no por culpa, o por miedo. Jesús se humilló a Sí mismo en una cruz y en Su muerte. Estamos llamados a seguirlo cargando humildemente nuestra cruz y negándonos a nosotros mismos en Su Santo Nombre.

 

HEBREOS 12:18-19, 22-24

Pablo describe como debe haber sido aquel Monte Sinaí en llamas. Probablemente la gente estaba aterrorizada con toda lo conmoción que había ahí. Había una gran bola de fuego y luego de repente se soltó una gran tormenta. Pablo decía a la gente que ellos no tenían que sufrir algo tan terrible como lo que les sucedió a aquellos en los tiempos de Moisés. Les habla del contraste increible de ésto, el estar en la montaña especial y en la ciudad de Dios. El contraste entre el viejo y el nuevo pacto era como remarcar la diferencia entre el ver la fotografía de una persona y verla realmente. La primera es en realidad la sombra de la persona real, así es como se ve el viejo pacto de Dios al darle a Moisés los diez mandamientos, como la sombra del nuevo testamento.

El viejo acuerdo fue un pacto de Ley entre Dios e Israel. El nuevo y mejor pacto es el de la Gracia. El nuevo pacto es Cristo perdonando nuestros pecados y trayéndonos hacía Dios por medio de Su sacrificio y de Su muerte. Este pacto va más allá de Israel y Judá, va a todas las naciones gentiles del mundo. Jesús es la fuente de este nuevo acuerdo y su sangre fue derramada para el perdón, no para la venganza como la de Abel. Este nuevo pacto está escrito en nuestros corazones y en nuestras mentes. Nuestros cuerpos se vuelven el templo sagrado del Cordero de Dios. Este pacto nuevo ofrece un camino nuevo hacía el perdón, no por el sacrificio de animales sino por la fe. Necesitamos reflexionar y preguntarnos, “¿He entrado en este nuevo pacto y empezado a caminar por un camino mejor?”

La invitación para participar en este pacto nuevo está abierta a todos nosotros. Antes de que Jesús viniera, Dios parecía distante y amenazador, así como lo imaginamos en el Monte Sinaí. Ahora Dios nos dá la bienvenida ante Su presencia a traves de Cristo.

 

LUCAS 14:1, 7-17

Jesús aceptó la invitación a la casa del Fariseo aún cuando sabía que trataban de atraparlo diciendo o haciendo algo equivocado. Fue criticado por defender la integridad de una mujer que vino sin ser invitada a esta casa. A Jesús no le asustó que trataran de atraparlo haciendo algo erróneo con objeto de arrestarlo.

Jesús les empezó a enseñar acerca del honor. Les dijo a los invitados que no buscaran los lugares de honor, al contrario debían buscar modos de poder servir. Hoy, como entonces, el servir es más importante que la posición social en el reino de Dios. Les dijo que no fueran tan quisquillosos sobre aquellos que iban a ser invitados por que El supo que este grupo selecto los invitaría a una de sus funciones especiales.

Jesús realmente les puso el dedo en la llaga cuando les dijo que si trataban de impresionar a otros con su posición social, exigiendo ser sentados enfrente, podrían ser terriblemente avergonzados si alguien de mayor categoría se presentaba y los obligaba a sentarse atrás. Debemos preguntarnos, “¿se aplica esto a mí?” cuando vas algún lado, digamos a una cena, ¿exiges servicio rápido y te quejas del servicio o de la comida si no es la mejor? ¿Esperas que la gente te atienda únicamente por que eres un religioso o un profesional, digamos abogado, doctor, maestro, etc.?

El mensaje de Jesús al Fariseo que vivió hace dos mil años se aplica hoy a todos nosotros. Estamos llamados a ser humildes, a tener deferencias con los demás, a negarnos a nosotros mismos, a pensar en las necesidades de los otros y no solo en las nuestras. Jesús nos dice que pensemos en invitar a nuestra casa a los que no pueden corresponder la invitación. Nos dice que le sirvamos a alguien que no tenga una posición alta. No nos pide que nos afiliemos a una determinada organización. Lo que nos dice es que de modo humilde nos acerquemos al que es pobre de espíritu. Ser pobre de espíritu puede ser alguien que tenga cosas materiales pero que emocional y espiritualmente tenga hambre y esté buscando lograr una relación personal con Cristo.

El liderazgo espiritual significa ser humilde como Cristo y volverse un servidor. Esto a veces es terriblemente necesario en nuestra propia casa. Ciertamente lo es en nuestro trabajo, escuelas e iglesias. Dios nos premiará por invitar al que no es muy agradable invitar, nos premiará por amar al que no es muy agradable amar. El nos dirá un día “Querido amigo, tengo un mejor lugar para tí, ven aquí al cielo para siempre.”

 

Aplicación

La primera lectura nos dice que nuestra conducta es la que habla más acerca de nuestra humildad. La segunda lectura muestra que el acuerdo antiguo fue un convenio legal entre Dios e Israel. El nuevo y mejor acuerdo es el pacto de la gracia. El Evangelio revela que estamos llamados a ser humildes.

Esta semana pongámonos un corazón humilde (Colosenses 3:12) revistámonos con un modo de ser humilde unos hacía otros (1 Pedro 5:5). Solo podemos amarnos unos a otros cuando les servimos en el santo nombre de Jesús. Empecemos en la casa ayudando en los quehaceres sencillos. Fíjate en que puedes servir en vez de ser servido. Realmente nos amamos unos a otros cuando nos servimos unos a otros.

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