VIGESIMOPRIMERO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
ANTES DE COMENZAR:
Ora y pídele a Dios que te hable a través de Su Espíritu Santo. “EL ESPIRITU SANTO INTERPRETE, QUE EL PADRE LES ENVIARA EN MI NOMBRE, LES VA A ENSEÑAR TODAS LAS COSAS Y LES RECORDARA TODAS MIS PALABRAS.” (JUAN 14:26)
PRIMER DIA Vuelve a leer las lecturas de la semana pasada.
- ¿Cuál fue el mensaje qué recibiste de la homilía o de las lecturas que oíste en misa el domingo?
- ¿De lo que aprendiste, qué escogiste para aplicar a tu vida esta semana?
SEGUNDO DIA ISAIAS 66:18-21 PRIMERA LECTURA
(“Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a ustedes.”)
- ¿A quién viene el Señor a reunir y de qué serán testigos? Isaías 66:18
- ¿Quién estará en medio de todas las naciones? Isaías 66:19
- ¿Qué dice Mateo 24:30 acerca de una señal y la gloria del Señor?
- ¿A quién mandará hacía todas las naciones? Isaías 66:19
- ¿Qué es lo que no se ha visto ni oido en las islas lejanas? ¿Qué harán los sobrevivientes? Isaías 66:19
- ¿A quienes traerán de todas las naciones como una ofrenda al Señor y cómo los traerán? Isaías 66:20
- ¿A dónde los llevarán? ¿Cómo se llama ese lugar? Isaías 66:20
- ¿Cómo traían los Israelitas sus ofrendas a la casa del Señor? Isaías 66:20
- ¿Qué hará el Señor con algunos de ellos? Isaías 66:21
Personal – ¿De qué manera fue purificada tu vasija (tu cuerpo) la semana pasada cuando te acercaste al altar del Señor? ¿Cómo puedes purificarlo ahora?
TERCER DIA HEBREOS 12:5-7, 11-13 SEGUNDA LECTURA
(“A quien ama el Señor, lo corrige;”)
- ¿Cómo eran las palabras que se te dirigieron como se le dirigen a unos hijos? ¿Cuáles fueron estas? Hebreos 12:5
- ¿Qué no debes menospreciar? ¿Por qué no debes desanimarte? Hebreos 12:5
- ¿A quién disciplina el Señor y a quién castiga? Hebreos 12:6
- ¿Cómo te trata Dios cuando te corrige? Hebreos 12:7
- ¿En el momento en que se te corrige cómo te sientes? Hebreos 12:11
- ¿Cómo se sienten después, los que han sido entrenados así? Hebreos 12:11
- ¿Dónde encuentras la paz? ¿Cómo se hace la paz? Juan 16:31, 33 y Colosenses 1:19-20
- ¿Cuáles son los frutos que vienen del Espíritu Santo? Gálatas 5:22
- ¿Cómo manifiestó Dios Su propia justicia? Romanos 3:25
- ¿Qué debes fortalecer? Hebreos 12:12
- ¿Qué debes hacer con los caminos por donde pasas y qué sucederá cuando lo hagas? Hebreos 12:13
Personal – ¿De qué modo te ha disciplinado Dios que te ama tanto en esta semana? ¿Cómo puedes enderezar tus caminos? ¿Qué puedes esperar, de acuerdo con esta lección?
CUARTO DIA LUCAS 13:22-30 EVANGELIO
(“Esfuércense por entrar por la puerta angosta.”)
- ¿Qué iba Jesús haciendo en ciudades y pueblos y a dónde se dirigía? Lucas 13:22
- ¿Qué le preguntó alguien acerca de ser salvado? Lucas 13:23
- ¿Qué dijo Jesús sobre la puerta angosta? ¿Qué les pasará a muchos? Lucas 13:24
- ¿Qué dijo acerca del dueño de la casa? Lucas 13:25
- ¿Tocando a la puerta qué le dirás al dueño? ¿Qué te contestará este? Lucas 13:25
- ¿Qué comenzarás a decir? ¿Qué dirán que hizo en las plazas? Lucas 13:26
- ¿Qué contestará él sobre su procedencia y después que les dijo? Lucas 13:27
- ¿Cómo llama a esa gente? Lucas 13:27
- ¿Quién entrará al reino? ¿Cómo sabrás si tú entrarás? Mateo 7:16-21
- ¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo? Gálatas 5:22
Personal – ¿Dentro de tu vida diaria, cuáles son los frutos del Espíritu Santo que son más evidentes en tí? ¿Cuáles no lo son? ¿Qué puedes hacer para que todos los frutos sean evidentes en tu vida especialmente en relación con tu familia?
QUINTO DIA LEE EL SALMO 117:1-2
(“Grande es su amor hacía nosotros.”)
Leé y medita el Salmo 117:1-2.
¿Qué te dice personalmente el Señor por medio de este Salmo?
¿Cómo puedes aplicar esto a tu vida diaria?
SEXTO DIA LEE TODO EL COMENTARIO
ISAIAS 66:18-21
El regalo increíble de poder participar y ver la gloria de Dios es ahora permitido a todas las naciones y en todos los lenguajes. Muchas naciones y personas estarán en contra de Jerusalén y la voluntad de Dios extenderá su brazo contra ellos y enviará a los que se salven como misioneros y sacerdotes a tierras extranjeras. Estos regresarán a Jerusalén las buenas nuevas, empuñando la señal de que el nuevo cielo y la nueva tierra han llegado. La lista de los extranjeros simbolizaba al mundo entero: Tarshish en el Sur de España, Put y Lud en Africa, Tubal cerca del Mar Negro, y Java que representaba a Grecia.
Estas naciones traerán a la gente de Dios a la montaña Sagrada de Jerusalén. Tal vez este pasaje refleje que como Israel trajo la buena nueva de la salvación a las naciones, éstas a su vez serán responsables de la conversión final de Israel hacía Nuestro Señor Jesucristo. Nosotros somos hoy en día los Gentiles de una de esas naciones extranjeras. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Es nuestro país un ejemplo de una nación perteneciente a Dios y si no, qué debemos hacer para que vuelva a ser gente santa de Dios?
Vemos hoy en día dentro de nuestra religión Gentil llamada Catolicismo, sacerdotes y diáconos que realizan funciones sacerdotales, debemos orar por ellos, bendecirlos y amarlos. Los Israelitas hacían sus ofrendas especiales al Señor usando vasijas limpias. Nosotros también debemos usar vasijas limpias para nuestras ofrendas, éstas serán nosotros mismos. Y lo hacemos así cuando lo amamos con todo nuestra mente, corazón y alma (Deut. 6:4-5) y también amando a los demás como El nos ha amado (Juan 15:12).
HEBREOS 12:5-7, 11-13
Este pasaje nos exhorta a seguir el ejemplo de Jesucristo y a permitir que Dios nos discipline mientras tanto. No es agradable que Dios nos corrija y nos discipline, pero El como un Padre amoroso no quiere que sus hijos hagan algo que los dañe posteriormente. ¿Quién amará más a su hijo, aquel que le permite hacer cosas que lo dañan o aquel que lo corrije, entrena y a veces castiga con objeto de ayudarle a aprender lo que es correcto?
La amorosa disciplina del Padre es una señal del profundo amor de Dios hacía nosotros. Cuando nos corrija pensemos que esto es una prueba de Su amor y preguntémosle que es lo que nos está tratando de enseñar. Podemos responder a la disciplina de varias maneras: (1) Con resignación; (2) Con compasión hacía nosotros mismos pensando que no la merecemos; (3) Con enojo, resentimiento y amargura hacía Dios, o (4) Aceptándola gustosamente como algo correcto que viene de un Padre amoroso.
Dios nos empuja a nuestros límites y exige una vida disciplinada. Podremos seguir adelante si seguimos a Cristo y recurrimos a Su fuerza. Así, podremos usar nuestras fuerzas para crecer y ayudar a los que son más débiles y están luchando. Debemos vivir de tal modo que otros puedan seguir nuestro ejemplo. Tenemos una responsabilidad para los demás si decimos que vivimos de acuerdo con Cristo. Preguntémonos, “¿Es más fácil para otros creer, seguir y madurar en Cristo si siguen mi ejemplo?” Asegurémonos que nuestras acciones no confundan o lleven por mal camino a otros y vayan hacia una vida de pecado.
Nuestra respuesta diaria de hacer oración, leer las escrituras y participar en las cosas de la iglesia, nos ayudarán a establecer un ejemplo de ser discípulos disciplinados de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
LUCAS 13:22-30
Esta es la segunda vez que Lucas nos recuerda que Jesús iba intencionalmente a Jerusalén (Lucas 9:51). Jesús sabía que sufriría persecusión y muerte en Jerusalén y sin embargo iba adelante. Su determinación de hacer la voluntad del Padre debe ser para nosotros el ejemplo a seguir. Cuando el Señor nos marca por donde debemos ir, debemos hacerlo sin importar los obstáculos que haya en el camino o los peligros que puedan estar esperándonos. A Jesús ni aún el panorama de la muerte lo detuvo de seguir adelante con Su misión.
“¿Es verdad que pocos hombres se salvarán?” (versículo 23) fue la pregunta que alguien le hizo a Jesús; ésto le dió la oportunidad de mencionar una vez más las muchas dificultades que tendría que pasar si lo seguía uno a El. No contestó la pregunta directamente, pero si dijo que muchos no serían salvados. El hallar la salvación requiere mucha concentración y un compromiso muy grande que no toda la gente quiere tener. La salvación no es una doctrina o conjunto de reglas, es una persona y su nombre es Jesucristo.
Es obvio que no podemos salvarnos a nosotros mismos y no es posible alcanzar el favor de Dios a nuestro modo. Hay muchos que viven bajo la ilusión, como los de este pasaje, que van siguiendo a Cristo pero que no tienen una relación íntima con El. Ellos escucharon sus enseñanzas pero no las aceptaron como palabra de Dios que debe ponerse en práctica. El trabajo al que Jesús se refería es el establecimiento de una profunda relación personal con El, sin importar el costo aquí en la tierra. Debemos tener hambre y sed por Su Santa Palabra, buscar y establecer un tiempo, diariamente, dedicado a permanecer en El (Juan 15:7) y hacerlo toda nuestra vida. No nos atrevamos a hacer de lado este trabajo, la puerta no estará abierta por siempre.
Las palabras de Jesús “Aléjense de mí todos los malhechores” (versículo 27) están dedicadas a tí y a mí para que rectifiquemos nuestro camino hacía Jerusalén con Jesús mientras todavía haya tiempo. La gente de este pasaje quería saber quien se salvaría y Jesús les explicó que aún cuando mucha gente sabía mucho sobre El, solamente eran unos cuantos los que realmente habían aceptado su perdón. No es suficiente con oir Su Palabra, asistir a la iglesia o admirar algunos milagros. Es necesario darle la espalda al pecado y confiar en que Jesucristo nos salvará.
Habrá muchas sorpresas en el reino de Dios. Mucha gente buena aquí en la tierra (según los ojos de Dios) es ignorada por el resto del mundo. Lo que a Dios le importa, no es la popularidad terrenal, el estatus, la riqueza o el poder, sino el compromiso personal que hagamos con Jesucristo. Tenemos que estar seguros de que Dios tenga el primer lugar y así nos uniremos con todos aquellos de todo el mundo que van a encontrar su lugar en el reino del cielo.
Aplicación
La primera lectura nos dice que la gloria de Dios está disponible para todas las naciones. La segunda lectura nos reta para que conformemos nuestra vida y la vivamos como Jesucristo lo hizo. El Evangelio claramente revela que nosotros no podemos salvarnos a nosotros mismos.
Tomemos el increíble regalo de la fe y disciplinémonos en respuesta a ese regalo y desarrollemos una relación más profunda y personal con Jesús aceptando Su perdón. Luego permitamos que otros vean el fruto de nuestra fe cuando perdonemos, especialmente a los que están cerca de nosotros.